Irak, ubicado estratégicamente en Oriente Medio, presenta una economía en recuperación y una población joven que ofrece amplias oportunidades para empresas internacionales. A pesar de décadas de conflictos y desafíos estructurales, el país está comprometido con la estabilización de su entorno económico y con la atracción de inversión extranjera para revitalizar sectores clave de su economía.

El petróleo continúa siendo el pilar económico de Irak, representando más del 90% de los ingresos gubernamentales y una parte considerable del PIB. Sin embargo, el gobierno ha comenzado a promover una estrategia de diversificación económica, enfocándose en áreas como la agricultura, infraestructuras, energía renovable y tecnologías de la información. La necesidad de reconstrucción tras los conflictos, junto con el incremento en el gasto público en proyectos de infraestructura, crea un entorno propicio para el negocio y la inversión.

Por otro lado, el sector privado está adquiriendo relevancia en un país que requiere modernizar servicios y sistemas productivos. Este entorno brinda grandes oportunidades de inversión y exportación, especialmente en sectores como la construcción, alimentación, equipamiento médico y tecnologías de eficiencia energética. Con una población de 43 millones de personas, de la cual más del 60% tiene menos de 25 años, Irak representa un mercado de consumo creciente, con una demanda importante de productos y servicios que mejoren la calidad de vida y el desarrollo personal.